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Una novela que apuesta por un tipo de felicidad “incorrecta”

Una novela que apuesta por un tipo de felicidad "incorrecta"

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Póker, de Sergio Dubcovsky, cuenta la historia de un contador que, a punto de cumplir 50 años, patea el tablero y abandona una vida ordenada por una más aventurerara

La vida es como el póker: es un juego de cartas. Pensar en nuestras posibilidades, jugar nuestra mano, quedarse en lo seguro o arriesgarse. Y Sergio Dubcobsky, en su novela Póker (Editorial Conejos), se arriesga nomás.

Enrique, el protagonista, es contador y ya cerca de los 50 lleva una vida organizada y opaca. Una mala noticia –el cáncer de un amigo– lo sacude, lo enfrenta al abismo. Llegan los planteos, se da cuenta de que dejó de encajar en el engranaje. La edad tampoco ayuda; muchos de nosotros conocemos ese lugar. Enrique cambia. De hacer lo que correspondía –trabajar en relación de dependencia, criar a una hija solo después de enviudar, no quejarse, pagar los impuestos– a barajar de nuevo.

“Ser decente –creo ahora– es bailar sin música, es hacer un gol en un arco sin red”. “No es lo mismo ser una persona decente que una persona feliz”. Enrique deja su trabajo “por instinto, para sobrevivir”. Se anima a salir del sistema; desea pero a su vez le teme a la palabra reinsertarse, encontrar alguna actividad que lo haga sentir “vivo”. No obstante celebra su “estado de combustión interior”. Acepta que buscar algo distinto significa exponerse.

“El excesivo orden es un signo de orfandad, de espacio inhóspito. Como el silencio que aturde o como las dos tazas de té servidas en una bandeja plateada sobre un mantelito con volados y encajes que está en el centro de una mesa de madera oscura”.

 

En la presentación del libro, Dubcovsky cuenta que escribe como si fuera a la guerra: pegándole a las teclas, con fuerza. La literatura nos hace sentir menos solos. Con lenguaje claro y muchas imágenes, nos mete de cabeza en el póker de Enrique, que mueve la rueda de su vida no para mantener el equilibrio sino por que tiene ganas. Cuando la rueda se mueve –sea por voluntad propia o ajena- no nos queda más que escapar hacia adelante.


Fecha: 10-10-2019