¿Los moldes se hicieron para romperse? En el caso de Guillermo Martínez, la respuesta es sí. Jurado del Premio Nacional junto con Hinde Pomeraniec y Luis Chitarroni, el autor de Crímenes Imperceptibles (de la que está escribiendo una "especie" de secuela) y de Acerca de Roderer, Una felicidad Repulsiva e Infierno Grande, entre otros, se las trae. O, mejor dicho, se las sigue trayendo.
Martínez es uno de los pocos escritores que sabe mantenerse en el esquivo candelero literario, tal vez gracias a que ha elegido muy bien sus obsesiones: la lógica matemática, la relación padre e hijo y el sexo.
Hombre sobrio y elegante, llega a la entrevista vestido en tonos azules y sonríe casi sin decisión. Esto cambiará ni bien se instale y se sienta a sus anchas. Entonces, se entregará generoso, pero también, por momentos y debido a su gran inteligencia, difícil de seguir.